Título: La ciudad de las bestias
Autor: Isabel Allende
Año de publicación: 2002
Páginas: 416
Saga: Memorias del Águila y el Jaguar #1
Alexander Cold, un joven de quince años está a punto de embarcarse con su temeraria abuela, en el viaje de su vida. Una expedición de la International Geographic se dirige hacia la remotas y peligrosas tierras salvajes de Suramérica para documentar al legendario Yeti del Amazonas, más conocido como "La Bestia." Alex y su amiga Nadia descubrirán que el impenetrable mundo de la selva tropical esconde mucho más de lo que jamás hubieran imaginado.
Opinión
La ciudad de las bestias nos transporta a un mundo mágico, el amazonas. Posiblemente, una región en la que el veneno del hombre no ha podido escarbar del todo aún debido a la difícil geografía que maneja, esto sin contar la fauna y flora endémica que se puede encontrar en este paraíso terrenal; el hecho de ser una zona tan inexplorada la hace profundamente misteriosa y llena de peligros para aquellos seres débiles como lo seríamos nosotros. Isabel Allende nos invita a conocer una pequeña parte de estas tierras y de lo que tal vez podría existir allí.
Con unos personajes encantadores y que atraviesan una evolución gigantesca al pasar de las páginas, logra adentrarnos completamente en la historia y de verdad se puede llegar a sentir el viento húmedo en la cara y el calor sofocante del lugar. La prosa es exquisita, da muchísimo placer leer estas letras cargadas de pasión por la vida en general; es una sensación indescriptible la que se puede llegar a sentir al conocer esta historia. Una sensación de satisfacción por las letras latinoamericanas pero a la vez un profundo sentimiento de tristeza al descubrir y ser conscientes de que la especie humana es, en definitiva, y probablemente lo seguirá siendo hasta el fin de los tiempos, la más estúpida que ha podido habitar en la tierra.
Mientras leía una sensación de impotencia iba surgiendo en mí, un profundo dolor por aquello que hemos perdido sin darnos cuenta y, por qué negarlo, sin importarnos la gran mayoría de veces. Simplemente es una gran masa de sentimientos negativos de los que solo puedo sacar una conclusión, hay que hacer algo. No puedo creer que estemos destruyendo nuestro hogar y todo lo majestuoso que en él habita, única y exclusivamente por cosas materiales que en realidad no tienen ningún valor más allá del que nosotros mismos le hemos dado. Por simples piedras, papel y hasta restos fósiles nos matamos unos a otros lentamente.
Simplemente no sé cómo calmar esta sensación de angustia que hoy me domina. Puedo decir que tengo miedo de lo que esté por venir, tanto por mí como por las próximas generaciones, por nuestros animales, nuestras plantas, nuestros paisajes, nuestra tierra, nuestros océanos, nuestras montañas... es insoportable saber que somos destrucción.
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¡Nos leemos!